Dos horas de cirugía, toda una vida de transformación
«Eres fuerte», le murmuraba amablemente el padre de Malang, de 5 años, Sadio, durante los días de rigurosa rehabilitación a bordo del buque hospital Global Mercy®. Estas palabras de apoyo inquebrantable se convirtieron en un ritual diario, levantando a Malang mientras se recuperaba de una cirugía ortopédica.
Para Malang, esta cirugía tardó años en prepararse. Tenía 2 años cuando sus piernas comenzaron a curvarse hacia afuera. «En ese momento, no sabía lo difícil que podía llegar a ser», dijo Sadio. Llevó a Malang a varios hospitales, pero después de muchas consultas, todavía no tenían respuestas sobre qué causaba la enfermedad de Malang, o cómo resolverla.
Las visitas eran una carga para los humildes ingresos de Sadio como albañil. «Gasté mucho dinero en ese hospital… pero al final no quedé satisfecho».
A medida que la familia se dio cuenta de la desalentadora realidad de la necesaria cirugía de Malang, sus limitaciones financieras se hicieron presentes. «Regresé a mi pueblo para abrir un pequeño negocio, para ayudar a Malang a conseguir su cirugía… pero no podía permitírmelo».
Sadio recuerda esa época de su vida como estresante y triste para la familia. «Durante esa etapa, me ponía muy triste cada vez que veía a Malang caminando así… le costaba caminar», recordó Sadio. «A veces sus amigos corrían y lo dejaban atrás, y él lloraba».
Malang es el único hijo varón de Sadio. Cuando Malang nació, Sadio esperaba con ansias compartir experiencias como jugar al fútbol, su deporte favorito. Pero a medida que la condición de Malang empeoraba, ensombreció este sueño.
Sin embargo, un rayo de esperanza apareció cuando un amigo de Sadio le habló de Naves de Esperanza: «Tenía un pariente que se sometió a una cirugía en el barco hospital». Inspirado por esta historia de éxito, Sadio llevó a Malang a bordo del Global Mercy™ para la cirugía durante el primer servicio de campo quirúrgico del barco en Dakar, Senegal.
Se avecinan cambios
En el lapso de solo dos horas en el quirófano a bordo, se hizo evidente el poder que tiene el acceso a la atención quirúrgica. Para Malang, era la puerta de entrada a un futuro en el que estaría libre de las limitaciones que lo habían atado durante tanto tiempo.
«Es posible que nunca se dé cuenta de lo dura que se habría sido su vida si no se hubiera sometido a una cirugía», dijo la Dra. Rachel Buckingham. La cirujana ortopédica pediátrica voluntaria del Reino Unido realizó la cirugía de Malang y celebró la oportuna intervención.
«El impacto de la cirugía será enorme. Significa que puede correr y jugar con sus amigos. Podrá tener una educación», agregó.
Para Sadio, la cirugía fue una salvaguarda contra futuras angustias. «Si no se hubiera curado, le habría causado más sufrimiento porque sus amigos no dejarían de reírse de él. Y eso puede afectar su corazón».
La operación de Malang fue el primer paso de muchos en su proceso de sanidad a medida que la rehabilitación intensiva se extendía por delante.
«La cirugía ha ayudado a sanar su cuerpo físico, pero también afecta al aspecto social y eso cambia su vidap or completo», observó Pete Tooley, líder del equipo de rehabilitación voluntario.
En medio de los desafiantes pasos y la terapia, la devoción de Sadio por su hijo se mantuvo inquebrantable. Era una presencia constante al lado de su hijo, ofreciéndole palabras de aliento y una mano reconfortante para sostenerla en los momentos más difíciles. «La verdad es que me conmueve profundamente», exclamó Sadio cuando finalmente le quitaron los yesos a Malang, y pudo mantenerse erguido.
Las aspiraciones de Sadio para su hijo eran claras: «Quiero que se convierta en alguien en este mundo».